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lunes, 25 de abril de 2011

Esos llamados "menores", siguen asumiendo actos de adultos. Póngameles freno a eso!!!

Editorial
 Se dice con frecuencia, que las niñas, niños y adolescentes son el futuro de las naciones. Y no es menos cierto. Ellos son el porvenir.
Son la nueva reproducción que ha de sustituir a la vieja generación que ya ha agotado su siclo de vida. Sin embargo, estas  presentaciones parecerían diluirse en muchos que vemos a tantos jóvenes descarriarse por los caminos de la depravación, la desobediencia y la inconducta que han asimilado del entorno pernicioso que persiste en la sociedad que hoy nos ha tocado vivir.
Este flagelo de la perversión de los menores, se debe a barias causas: Una de ella, se debe a la fragilidad de la ejecución del código del “menor” que se torna excesivamente permisivo a las inconductas de los llamados “menores” en la República dominicana.
En este nuestro país, se tiende a imitar solo las permisibilidades a la que incurren muchos países, como los Estados Unidos y otras naciones, donde los menores se sublevan por encima de sus propios padres.
La sobre protección, que propicia a los menores el llamado  código del menor, es causa de que los menores están dando tanto rompe de cabeza  a sus padres, tutores y a la sociedad. Parte del desenfreno que experimentan los menores, se debe al descuido de los padres y a la mala crianza de estos que, terminan convirtiéndose en rivales comunes de sus propios progenitores. Un ejemplo de esto, se experimento en el sector Juan Pablo Duarte  de San Pedro de Macorís, en donde una menor de solo 12 años agredió a mordida a su propia madre, en momentos en que esta sometía a la obediencia a su hija de 12 años que le mordió hondamente en su pierna izquierda.
En días pasados, un menor de edad se le encontró en su mochila un filoso cuchillo, con el que se proponía cortarle uno de sus senos a su maestra, que le había llamado la atención en un colegio privado de esta ciudad de San Pedro de Macorís.
Ayer domingo de resurrección, un llamado menor de edad dio muerte a un joven de 23 años quien callo fulminado de murió un disparo de manos de otro en el barrio Invi-CEA de esta ciudad. La víctima murió cuando era llevado un centro clínico del indicado sector. El pasado jueves Santos, en horas de la tarde una hermanita de siete años dio muerte a su hermanita de un disparo con un arma de fuego que fue dejada dentro de una yipeta estacionada en el parque del Hospital Antonio Musa, de esta ciudad. Hecho el que pueda o no ser accidental no deja de ser un descuido y una inconducta. La occisa, era hija de los señores Celia Sepúlveda y Juan Alberto Ortega, residentes en la  calle Zaya Bazan del barrio Miramar. La acción de tomar un arma de fuego y apuntar a otra persona no es más que un instinto que nos va quedando en el subconsciente al estar expuesto a tantas escenas de violencia que vemos día tras día en los programas de televisión.
Estos solo son parte de los tantos casos que ocurren, ya que muchos se quedan en el anonimato, muchas veces por vergüenza y en otras ocasiones para encubrir a los agresores y os agredidos.
La biblia nos habla de que en los últimos tiempos se experimentara lo que hoy se vive: Una generación de víbora que se encuban y se reproducen en los propios hogares, incluyendo hogares cristianos. Como fue el caso de la menor que mordió a su propia madre.