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martes, 15 de marzo de 2011

CUANDO SE PROPAGA EL DESCREDITO

Nuestro Comentario Editorial.

Infundir es influenciar en otro una creencia falsa o verdadera.

-En la búsqueda de tal objetivo hay quienes se valen  de cualquier escaso argumento para tratar de denigrar o hacer creer algo incierto. 

Para lograr tal descrédito, se emiten expresiones o se ejecutan actitudes que procuran este propósito de manera despectiva.

En la mayoría de los casos, los que difaman, ocultan cierta admiración a quienes detractan; pero se ven incapaces de admitirlo y prefieren hacer uso de tipificaciones adjetivas y exiguas, (escasas, insuficientes y vanas) con la que se busca censurar o descalificar.
Es muy usual que algunos egocéntricos se consideren muy cuerdos y califiquen a los demás de locos o locas.
Hay que ser bien ineficiente cuando se cree ser eficiente considerando al otro de no serlo y más aún con epítetos desacertados e inadecuados. 
Algunos de los más admirables enajenados de la literatura universal han sido creados por novelistas o dramaturgos en su sano juicio, dueños de un comportamiento personal aceptable, cuando no ejemplar, y que han gozado de respeto entre sus contemporáneos; pero, debido a sus oficios, han sido capaces de sondear, con minuciosa exactitud, los matices de la alineación mental, así como los talantes que tipifican la conducta anómala.
Erasmo fue el primero en vislumbrar la importancia de la locura de la vida social, y lejos de aceptar las interpretaciones ortodoxas que la estereotipan como posesión demoníaca, vicio o pecado se dio cuenta de que la locura constituía un ingrediente esencial de la vida cotidiana, uno de los polos entre los cuales oscila el regulador de la razón.
La persona realmente exitosa y de excelencia nunca necesitará apagar la luz de otra persona para hacer proyectar la suya.
En Senda en las Noticias deseamos que todos tengamos presente que no avanzamos mientras nos distraemos en ver el error de los demás y no en ver los errores de nosotros mismos.

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